lunes, 22 de diciembre de 2008

Ni domada ni domadora

Por: Adriana Balaguer, el 21 de octubre de 2008.
Dice un dicho muy machista que aquel hombre que quiera saber cómo será su mujer con el paso del tiempo, deberá prestarle atención al estado físico de su suegra. El problema es que nada dice el refranero popular sobre otros genes, como aquellos que moldean el carácter y los malos hábitos. ¿Será que la modernidad ya nos dejó sin excusas?Cuando Juan conoció a Cristina, solo tuvo ojos para ella. Su suegra era simplemente alguien que de vez en cuando atendía el teléfono o le pedía que acompañara a su nena hasta la puerta cuando volvían tarde. Y si bien es cierto que algunas veces la escuchó gritarle a su marido (y tratarlo realmente mal, casi con desprecio), otras veces la vio haciéndole el nudo de la corbata con devoción…Es cierto que la ambigüedad que manifestaban lo desconcertaba, pero siempre creyó que ese estilo de pareja les pertenecía, y que nada tenía que ver con su vida y la de su futura esposa.Cristina era una mujer fuerte, de carácter. Organizada hasta la obsesión. Pero muy geisha. Desde el primer día que vivieron juntos, le llevó siempre el desayuno a la cama, lo esperó con el baño preparado al regreso del trabajo. Y no era que no tuviera vida propia: trabajaba todo el día fuera de su casa. Pero nunca dejó de seguir al pie de la letra el manual de instrucciones materno sobre cómo ser un ama de casa modelo. Y Juan lo disfrutaba.Con el paso del tiempo, esa doble jornada laboral (como profesional y como ama de casa) la empezó a malhumorar. Y verlo a él esperando ser servido, comenzó a alterarla. Fue entonces cuando, emulando a su madre, se convirtió en una gran gritona, en una reprochadora profesional. En una mujer infeliz que ponía al descubierto cuánto le molestaba el rol de "eficiente" full life que se había autoimpuesto.Pero como su marido no era su padre, el modelo no funcionó como en su infancia. Después de muchos portazos (de él) y de un sinfín de bolsos hechos y deshecho (de ambos), ella terminó reconociendo que el modelo de pareja que había querido instaurar no les pertenecía. Y que el gran desafío que tenían por delante era construir un modelo único, un modelo propio.¿Qué costumbres de tus padres has visto reproducidas en tu pareja? ¿Ayudaron o complicaron?

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